Cierto día en que Olofin hacía, en secreto, algo para los hombres, pasó Elegguá y le preguntó muy curioso qué estaba haciendo. Olofin respondió: «Estoy creando algo que las personas van a querer más que a mí mismo».
De inmediato Elegguá comenzó a reírse y le dijo que no había nada en el universo que los seres humanos quisieran más que al Creador. Sin embargo, Elegguá no sabía que Olofin había creado el dinero, objeto que muchas personas adoran como a un dios.